Prólogo a la Antología CONCIBIENDO MI HISTORIA: 
MATERNIDADES POR UN PARTO HUMANIZADO.

Es necesario decir que en muchos países, entre los cuales, por supuesto México no está exceptuado, existe una gran deshumanización en el trato para la madre y el recién nacido, el cual suele ser agresivo, irónico o de indiferencia. Hemos perdido el profundo respeto al proceso del embarazo, parto, puerperio y lactancia, momentos que han dejado de pertenecer al espacio íntimo y personal de la mujer para pasar a un espacio de lo político, burocrático, y para el bienestar y comodidad de los externos involucrados en el proceso, pero no para la madre y el bebé.

Es un hecho cotidiano observar como otrossin sugerirle o proponerle con respeto, le ordenan a la madre cómo parir y cómo sentirse ante un proceso tan exclusivamente suyo, femenino e íntimo. Así, las mujeres hemos aprendido y adoptado la creencia de que no podemos tener control sobre nuestro cuerpo, que el dolor del parto nos sobrepasará y que no sabemos o no podemos parir. Todo nuestro poder lo cedemos, y a cambio obtenemos un evento de parto traumático, para nosotras y para nuestros bebés.  

Es tiempo de hacer respetar en todo momento y circunstancia nuestro derecho como mujeres y pareja, a tener un parto humanizado y amorosamente respetado. Un parto que acontezca como un evento sin invasión en lo posible, de mucha observación por parte de los involucrados,  el cual pertenezca solamente al ritmo de nuestro cuerpo y de la vida que llevamos dentro. Ya que un parto con mayor privacidad, intimidad y naturalidad tiende a concluir en un final feliz, saludable y sin sufrimiento para la diada; que con tiempo, libertad y acompañamiento amoroso, es más fácil lograr que el bebé y mamá pasen ese portal de transformación en un mayor estado de bienestar.

Es necesario reeducarnos en torno a la maternidad; es preciso que vayamos adquiriendo una mayor consciencia en torno al proceso de embarazo, parto, postparto y lactancia. Es necesario brindarle al bebé las mejores condiciones para nacer, en el mayor respeto de su cuerpo y presencia, lejos de la violencia, y muy cerca del amor y de lo sagrado de su naturaleza.

Es esta antología la reunión de bellas voces en pos de una intención: devolver el poder a la mujer para decidir cómo, con quién, en qué compañía y bajo qué condiciones desea parir. Es un esfuerzo de muchos corazones que se unen a otros corazones para llegar a ser muchas voces, muchos lugares, muchos países, todo el mundo, y una posibilidad: lograr más nacimientos sin violencia y en pleno amor.

Que la luz personal llegue a ser una luz colectiva.


Karina Falcón